El poema “La violación de Lucrecia”, de 1594, será interpretado este sábado en el Festival Shakespeare.

 

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Por Ignacio Di Tullio

¿Le habrá llegado también a William Shakespeare la hora de la “deconstrucción”, ese particular enfoque propuesto por el filósofo francés Jacques Derrida que se ha convertido en un signo de los tiempos que corren?

Al menos, eso sugieren dos de las actividades más destacadas de la décima edición del Festival Shakespeare Buenos Aires, que se ocuparán de repensar la obra del gran Bardo inglés en relación al tema de la violencia de género.

El sábado 17 de abril, octavo día del Festival –que este año se transmitirá vía Youtube– contará con la lectura de una adaptación del poema trágico La violación de Lucrecia, interpretado por Elena Roger, Ana María Picchio, Leonor Benedetto y Alberto Ajaka.

Una semana después, el 24 de abril desde las 17, una mesa de discusión retomará los temas del poema. En el encuentro, titulado «La violación de Lucrecia, hoy», los protagonistas de la lectura debatirán la temática y responderán preguntas junto a los espectadores, moderados por la periodista Fabiana Scherer.

De esta manera, el Festival propone una mirada reflexiva en torno al tema de los abusos y femicidios, cada vez más frecuentes.

“Atentos a esta realidad que horroriza decidimos presentar el poema La violación de Lucrecia y abrir un espacio dentro del festival para generar un debate de ideas e intercambiar experiencias personales y profesionales con el fin de pensar nuevas estrategias para la prevención de abusos y asistencia de víctimas”, señaló Patricio Orozco, director del Festival y encargado de la adaptación del texto.

«Adaptar un texto escrito por Shakespeare siempre es un desafío porque es un autor que todo lo que escribió tiene una función. En el caso particular de esta obra, gracias a un valioso consejo del director teatral Peter Brook, prioricé el curso de la acción y, sin quitar ninguno de los hilos reflexivos de Lucrecia, los reduje a su esencia», agrega Orozco.

“La obra la presentamos como una lectura filmada que también se podrá disfrutar como podcast más adelante. Si bien en el texto hay referencias a textos clásicos, eso no significa que quién no conozca no vaya a entender de qué se habla”, puntualiza Orozco, que aconseja que el espectador se deje llevar por la interpretación en la que los actores narran la cruel historia.

Publicado originalmente en 1594, La violación de Lucrecia es un poema narrativo de 1855 versos, divididos en 265 estrofas de siete líneas. Se trata de la de un poema dramático –género en el que Shakespeare incursionó en su juventud– publicado cuando todavía no tenía consolidada su fama como autor ni su posición económica como socio de una compañía teatral, lo que conseguiría más adelante.

Érase una vez en la Antigua Roma

Año 509 a. C., Colatino y Tarquino, dos soldados romanos, conversan en el frente de batalla, en Ardea, al sur de Roma. El primero describe a su esposa y se vanagloria al referirse su castidad y hermosura. La presenta ante su par a través de imágenes virginales. Le habla de un templo, de una vasija cerrada.

A la mañana siguiente, Tarquino visita a la mujer de su colega. Y esa noche, inflamado de deseo por expresado por Colatino, Tarquino amenaza a Lucrecia con la muerte, a través con un plan macabro fundado en la mentira. Le dice que si no cede ante él, la matará. Y, seguidamente, la viola.

Más adelante en el poema, después de confesarle a su esposo el nombre del autor de la vejación, Lucrecia se suicidará con un puñal,quizás como una forma de atenuar su tormento. Y su cuerpo será cargado por los soldados por las calles de Roma. Estos son tan solo algunos de los componentes narrativos de esta tragedia.

Para el escritor Carlos Gamerro, estudioso de la obra del Bardo inglés además de su traductor, Shakespeare pone la violación no como un acto individual ni mucho menos como un hecho animal o instintivo sino como un hecho social, responsabilizando tanto al violador como a todo un sistema, para lo cual la venganza no alcanza para con remediar o mejorar la situación en términos estructurales sino que hay que cambiar todo un sistema social y autoritario.

“Esto es así porque en la obra la violación se ve como una instancia no únicamente de lo instintivo desatado o de un deseo no controlado sino de un sistema autoritario donde un violador por pertenecer a la realeza y ser el heredero de la corona, considera que puede actuar con total impunidad”, asegura.

Gamerro apunta que el deseo de violar a Lucrecia es provocado en Tarquino por el relato que le hace Colatino –marido de Lucrecia– en un campamento militar, donde se “manda la parte” y se vanagloria de la belleza y de la castidad de su esposa. Y esto es precisamente lo que exalta el deseo de Tarquino.

“Lucrecia es presentada en el poema como un deseo compartido entre varones. La construcción de la mujer como objeto de deseo para los hombres, como un bien de intercambio o mercancía en circulación –así sea puramente verbal– está postulado como lo que impulsa en Tarquino el deseo de violentar. No es solo una agresión hacia la mujer sino una competencia entre varones, que además parece significativo que tenga lugar en un campamento militar, un contexto de violencia y competencia entre varones romanos”, afirma.

Una mirada interesante la aporta la lectura de la obra desde un costado político, ya que la obra cuenta la mítica historia que dio lugar al fin de la monarquía y al comienzo de la República en Roma, en el siglo 6 a. C. Tarquino era hijo del rey de Roma en ese momento, Tarquino el soberbio, y por tanto era heredero de la corona.

Tomando esta violación como detonante, como una muestra de que el poder absoluto era incompatible con los ideales de la sociedad romana, Marco Junio Bruto logra llevar a cabo un alzamiento, una rebelión que expulsa a los Tarquinos de Roma y así es como se forma la República.

 

El origen de la poesía trágica Shakespereana

Un año antes de la publicación de La violación de Lucrecia, en 1593, Shakespeare había escrito y publicado su primer poema dramático, Venus y Adonis, donde basándose en ciertos pasajes de La metamorfosis, del poeta romano Ovidio, aborda el tema de la naturaleza cambiante del amor.

“En el Ulises, el escritor irlandés James Joyce, desarrolla una biografía imaginaria de Shakespeare, donde pone en evidencia que Anne Hathaway –quien era ocho años mayor que él mujer y luego sería su esposa– fue quien lo sedujo. Pero Joyce presenta a esa seducción prácticamente como una violación y escribe que ello está reflejado en Venus y Adonis, donde el joven Adonis es seducido y prácticamente violado por la diosa madura. Por eso la hipótesis de Joyce es que Shakespeare considera el sexo como algo esencialmente violento, peligroso. Porque habría sufrido una especie de herida a su idea de sí mismo, como hombre, como quien debiera ser el agresivo y que, por el contrario, esta seducción lo ha puesto en una posición femenina», explica el autor de Facundo o Martín Fierro.

Según Gamerro, esto habilita la idea de que en La violación de Lucrecia, Shakespeare está escribiendo “desde la posición del violado en lugar del violador”. Y esto le permitiría entrar en la subjetividad de quien ha sufrido una agresión sexual.

También, aproximadamente por la misma fecha, en 1594 Shakespeare escribe su primera tragedia, Tito Andrónico, una obra de ambientación romana donde se cometen todo tipo de crímenes, incluyendo el canibalismo.

“Allí también se produce una violación, la de la hija de Tito Andrónico, Lavinia, por parte de los dos hijos de la Emperatriz. Lo interesante es que ahí la “violencia patriarcal”–adoptando términos de hoy en día para las obras del pasado–,se duplica ya que no solamente Lavinia es violada sino que la respuesta de su padre es la venganza hacia los hijos de la emperatriz y hacia la misma emperatriz, quienes mueren a manos de Tito. Pero para lavar la mancha y que la vergüenza muera con ella también mata a su hija. La hija parece consentir, lo cual lo convierte en un sacrificio, pero que no deja de horrorizar con la idea de que la respuesta de un padre ante la violación de su hija también sea matarla”, aclara Gamerro.

 

La peste, 400 años después

Tanto Venus y Adonis como La violación de Lucrecia fueron escritos en un contexto de peste, hecho que también las acerca a los tiempos que corren.

Orozco recuerda que en 1592, un brote masivo de la peste azotó Londres. Como era común en tiempos de peste, los teatros se cerraron en un esfuerzo por frenar la propagación de la enfermedad.

Las compañías en funciones se vieron obligadas a dejar la ciudad de gira y la demanda de nuevas obras se volvió prácticamente inexistente.

“Ambos poemas estaban dedicados al conde de Southhampton, y la hipótesis popular es que el joven Shakespeare, enfrentado a la peste y su posible caída en la indigencia, buscó un mecenas para sus artes poéticas. Aún más hipotéticamente, puede haber sido el patrocinio de Southhampton lo que hizo posible que Shakespeare comprara una participación en Lord Chamberlain’s Men en 1594 cuando la plaga llegó a su fin”, señala Orozco.

Orozco hace hincapié en que tanto el rol de la mujer en el mercado laboral, el espacio que ocupan las minorías, el racismo y los femicidios, “son temas que se están en ebullición en la sociedad y podemos encontrar en Shakespeare personajes que le dan voz (y poesía) a estos reclamos».

Agrega que «lo que se denomina la “cultura de la cancelación” ha cambiado la forma en discutir las producciones y las estrategias de enseñanza de Shakespeare. En este contexto complejo y convulsionado, creo que las obras de Shakespeare son territorios en los que podemos plantear y discutir estos problemas, debatir sobre diferentes enfoques y, también, encontrar puntos en común con el otro».

Por último, añade: «La violación de Lucrecia, en particular, es un estudio agudo que describe el torbellino emocional que vive la protagonista luego de ser ultrajada y las consecuencias que sufre al vivir en una sociedad patriarcal”.