El reconocido crítico estadounidense de 86 años, autor de “El Canon Occidental”, fue protagonista de una videoconferencia desde Yale sobre Shakespeare. El diálogo con el público que fue a escucharlo al CCK fue entusiasta. Literatura y política dominaron la charla.

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Pero, ¿esa vigencia es para siempre? ¿Shakespeare podría desaparecer algún día? ¿Cuántos años pasarán para que se lo deje de considerar como un autor fundamental en la historia occidental? Con sutileza intelectual, Bloom comenta: “Hoy leer es hace cada vez más difícil. Estamos en la era de la pantalla. Los jóvenes están sobreestimulados visualmente. Shakespeare, en sus obras que vemos en el teatro, no apela a la imagen, sino al sentido auditivo, al oído interno de cada uno, y a veces escuchamos una voz que nos retrotrae a algo anterior a la creación del mundo, y creo que eso sí podría desaparecer”.

Hoy leer es hace cada vez más difícil. Estamos en la era de la pantalla. Los jóvenes están sobreestimulados visualmente

En torno a una discusión que tuvo lugar en varias ciudades del mundo con El Quijote de Miguel de Cervantes y algunas obras de Shakespeare sobre la búsqueda de una modificación en el lenguaje que permita acercar estos textos al público actual, dispara: “La modernización de los clásicos es una cosa muy lamentable, una distorsión terrible, es enfurecedor. Queremos leer sus palabras propias, como ellos las escribieron”. Luego, por una pregunta del público, Bloom se refiere a una de las obras más controversiales de Shakespeare, El mercader de Venecia, donde retrata a Shylock, un despiadado usurero judío –la interpretación de Al Pacino en el cine es memorable– como una obra antisemita: “El personaje se creó con el propósito de ser cómico. Creo que el público de la época se reía de este personaje. Aunque soy como una especie de judío hereje, leo El mercader de Venecia y me perturba. Ojalá Shakespeare no la hubiera escrito. No hay manera de no considerarla antisemita, porque lo es“.

En 1994, y luego de irrumpir en la escena académica e intelectual por sus posiciones inclusivas y multiculturales, escribió El Canon Occidental: un ensayo sobre los veintiséis autores que él considera fundamentales para pensar en la literatura de Occidente (entre Dante Alighieri, James Joyce, Marcel Proust y Miguel de Cervantes, está Jorge Luis Borges). Pero al final, una larga lista de autores canónicos, le generó problemas porque muchos consideraron que era injusta. “Yo nunca quise hacer una lista o un catálogo –comenta–, los editores insistieron en que se debía incluir. Yo no estuve de acuerdo. Recuerdo que fue una tarde cuando empecé a escribir, y disculpen el cliché, lo que primero se me venía a la mente. Fue así. Y en esa lista hay escritores que no debían estar y otros que faltan. Debería haber más de la literatura hispana. El problema es que uno queda atrapado por los editores y sus departamentos de marketing”.

Luego, se habla de un posible Canon Oriental: “Lo pensé muchas veces. Siempre pienso en autores antiguos. Me retrotraería a la literatura hindú y de Nepal, las escrituras budistas, el Corán, el enorme conjunto de poesía árabe. La literatura china es sumamente amplia, pondría sin dudas a Li Bai y Du Fu. También a grandes sabios como Confucio, a la persona que escribió el Tao, a las novelas japonesas. Creo que es una lista muy extensa”. Lo que le llevó a hacer ese libro fue, en sus palabras, ordenar las lecturas de toda una vida. Lo que demuestra que pocos intelectuales como Bloom han leído tanto, pero, además, con tanta inteligencia. Sin embargo, ¿cómo se lleva con las redes sociales, por ejemplo? “Me resulta muy difícil la era digital”, confiesa y, acto seguido, dice con mucho humor: “Me siento un dinosaurio. En algún momento me llamaron bloomosaurio”.

En esa lista hay escritores que no debían estar y otros que faltan. Debería haber más de la literatura hispana.

“Son una audiencia muy distinguida”, comenta al ver que las preguntas del público le suscitaban mucha plática: “No quisiera hablar hoy de política pero en mi país se está viviendo una especie de apocalipsis. Tenemos un monstruo como Presidente, un anticristo, una bestia del mal”, arremete en referencia a Donald Trump, al mando de Estados Unidos desde enero de este año. Y volviendo al comienzo, al motivo de la videoconferencia, pero haciendo aún más certera su crítica, utiliza un texto de Shakespeare para trazar paralelismos y analogías: “El Rey Lear describe un mundo donde el poder está en mano de maníacos”. Sutileza demoledora.

 

¿Quedan esperanzas? Para Harold Bloom, pese a todo, aún sí: “Hoy estamos todos en una suerte de ocaso, espero que le suceda un nuevo amanecer”.